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Comienzan las vacaciones y se nos plantea la duda de si caminar por la playa es bueno. Esto no es tan sencillo y ni mucho menos tan general.

Es importante tener claro si en cada caso particular, resulta o no beneficioso, con el fin de evitar lesiones o agravar las que tenemos.

Andar por la playa descalzos es bueno o no tan adecuado dependiendo de varios factores:

-De la patología que presentemos.

-De la parte del cuerpo en la que presentemos la dolencia.

-De las necesidades de rehabilitación que tengamos.

-De la zona de la playa por la que caminemos.

De este modo, caminar por la orilla del mar, al ser arena compacta, resulta “menos costoso” para los músculos de nuestros pies. El problema está en que normalmente es una zona inclinada, lo que hace que forcemos la articulación del tobillo, caminando con el pie “torcido hacia fuera”. Esto hace que lo sobrecarguemos más de lo habitual, pudiendo sufrir distensiones ligamentosas. Por ello, pacientes que sufran de esguinces de tobillo o problemas en lo peroneos se desaconseja caminar por la orilla del mar.

Caminar por la “arena blanda” es un buen trabajo de propiocepción de rodilla y cadera, al realizarse en un plano inestable. Pero la parte “negativa” es la sobrecarga muscular que sufre sobre todo la planta del pie y la cadena posterior, isquiotibiales, gemelos y tendón de Aquiles. Esto sucede por caminar descalzos en un terreno donde se hunden los talones, algo a lo que no estamos acostumbrados por andar normalmente con zapatos. Por esto, a los pacientes que presenten fascitis plantar, acortamiento de cadena muscular posterior, o problemas en el  tendón de Aquiles, no se les recomienda esta actividad.

Tanto para las personas que no tengan ninguna patología y así evitarlo, como para que las que por consejo del especialista decidan pasear por la playa, lo más adecuado sería:

-Caminar por la parte mas dura y en la medida de lo posible la más llana.

-Hacerlo con un calzado de playa “que sujete el pie” y con las plantillas, nunca con chanclas “de dedo”.

-Limitar la actividad a paseos cortos e ir aumentando la distancia muy poco a poco.

-Estirar isquiotibiales y gemelos después del paseo.

Antes de poneros a andar por la playa, lo mejor es consultar al especialista, que lo valore mediante una exploración y nos aconseje en función de lo que observe.

 

 

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