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Ya viene el buen tiempo, el verano y con ello, el cambio de zapatos. Se guardan en el armario las botas, botines y todo el calzado cerrado en el que hemos llevado sin problemas las plantillas, para sacar las sandalias y chanclas. Es en este momento, cuando surgen las dudas y las preguntas acerca de si podremos meter las plantillas en el calzado de verano.

Hoy en día hay mucha variedad de calzado que permite ponerlas, haciendo unos pequeños retoques en las plantillas por parte del profesional, y siempre teniendo en cuenta, si la patología del paciente lo permite, para así facilitar su uso:

-Dejar el forro más ajustado a lo largo del calzado para que no sobresalga.
-Poner el forro en tonos parecidos para que no destaquen en zapatos “más de vestir”.
-Poner forros con el mínimo de grosor, un milímetro.
-Dejarlas bien fijadas al zapato para que no se muevan, lo que se puede solventar con un velcro de doble cara.

 

Las plantillas ortopédicas a medida son utilizadas para caminar bien. Sin alteraciones de los vectores de fuerza, para corregir, facilitar apoyos o aliviar dolores, y esto ha de ser durante “todo el año”. Por todo esto, ha de existir un trabajo en equipo, en el que el paciente busque el calzado que más se adapte a su comodidad y que el especialista trate de “empastar” esto, con la necesidad del uso de la plantilla y ajustarlas a la vida diaria del paciente y a la época estival.

El verano no tiene porqué hacernos regresar a los dolores, que ya hemos conseguido evitar con el uso de las plantillas el resto del año.

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