Muchos pacientes acuden a consulta con dolor en el talón de mucho tiempo de evolución. En muchas ocasiones de meses hasta incluso años, siendo este dolor con el paso del tiempo, cada vez más agudo.
El dolor de la bursitis subcalcánea es similar al de la fascitis plantar. Pero tiene sus diferencias que hay que tener en cuenta en consulta para realizar un buen diagnóstico:
-Ambas patologías , tanto la bursitis como la fascitis, duelen mucho en los primeros pasos del día.
-Ambas también se calman con el reposo, en estática , pero regresan nada más ponernos de pie.
Pero existen 2 diferencias fundamentales entre la fascitis y la bursitis que se ha de tener en cuenta a la hora de hacer el diagnóstico, que será mediante exploración clínica y ecográfica:
-Con respecto a la exploración para realizar el diagnóstico: cuando el especialista con una mano hace la extensión de los dedos mientras presiona la zona de dolor, este, NO se reproduce en la bursitis por un desplazamiento de la bursa mientras que en la fascitis si se reproduce.
-Con respecto a la localización: la bursitis es mas central y posterior que la fascitis.
El tratamiento de la bursitis subcalcánea es mediante infiltración ecoguiada y cobra especial importancia que sea ecoguiada porque de no ser así, hay riesgo de atrofiar la grasa plantar. Los tratamientos conservadores en esta patología son muy poco exitosos, por ello y dado el dolor tan intenso que produce la bursitis” inflamación de la bursa”, se opta por el tratamiento invasivo como prácticamente primera elección.
Con respecto al tratamiento es importante destacar también, que a diferencia de las fascitis plantares, en las que el uso de taloneras duras ayuda en el proceso de recuperación, en la bursitis subcalcánea, no es aconsejable el uso de taloneras ni duras y mucho menos blandas, ya que aumentarán el dolor que padece el paciente.
Una vez se ha quitado el dolor que tanto puede llegar a incapacitar para realizar cualquier actividad, el siguiente paso es eliminar la causa. Para ello, se realiza un estudio biomecánico, en el que se podrá ver si la bursitis ha sido producida por una alteración en la pisada o la carrera.
Es primordial una buena exploración clínica y ecográfica para realizar el diagnóstico de una bursitis por la similitud en la clínica que tiene con la fascitis, pero con un protocolo de tratamiento muy diferente.