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El tendón de Aquiles es uno de los más conocidos. La fama, se la ha ganado no sólo por su nombre sino por los dolores que ocasiona y la incapacidad deportiva que supone tener algún problema en el o en algunas de las bursas que lo protegen del roce con el hueso del calcáneo.

Son varios los problemas que puede sufrir el tendón de Aquiles:

-Tendinitis: inflmación del tendón.

-Tendinosis: degeneración del tendón .

-Rotura del  tendón.

-Bursistis retroaquílea: inflamación de la bursa.

-Paratendinitis: inflamación de la estructura por la que discurre el tendón y “la que primero se lesiona”.

-Paratendinosis: degeneración de la estructura paratendinosa.

Que un corredor padezca una lesión en el tendón de Aquiles, depende de varios factores predisponentes, siendo los más frecuentes:

-Déficit en la técnica de carrera.

-Carga excesiva de kilómetros.

-Factores biomecánicos: hiperpronación.

-Acortamiento muscular en cadena posterior: isquiotibiales, gemelos y sóleo.

Los tratamientos se eligen en función:

-Del tipo de problema: inflamación del tendón o la bursa , degeneración o rotura.

-De la parte del tendón afectada: más cerca o lejos de su inserción (en el calcáneo).

-Del tiempo que lleve el paciente con la lesión.

En muchas ocasiones, el paciente debuta con un leve dolor durante la carrera o al terminar la actividad , que a veces, se pasa con medidas antinflamatorias y frio local. Cuando este dolor se va haciendo más persistente, asistir al especialista para realizar un estudio biomecánico en el que se incluya la exploración ecográfica es la mejor forma de empezar a tratar el tendón.

Analizar el origen, es decir, lo que provoca la lesión y ver la situación en la que se encuentra el tendón, es el abordaje más completo. Una vez hecho esto, los tratamientos pueden abarcar desde la fisioterapia convencional, para tratar el acortamiento muscular de la cadena posterior, a la podología deportiva avanzada, electrolisis percutánea ecoguiada que es el tratamiento de elección  para tendones en fase de degeneración ( tendinosis), infiltraciones ecoguiadas, para aquellos tendones o bursas inflamadas, o incluso la extracción de líquido de las bursas, pasando como último recurso por la cirugía ultraminimamente invasiva en los casos que sea necesario.

Como en otras patologías, es” importantísimo el diagnóstico diferencial”, ya que el tratamiento de una tendinitis no tiene absolutamente nada que ver con el de una tendinosis, es más, puede incluso agravar la sintomatología un tratamiento erróneo, derivando en una futura rotura del tendón. Para realizar un buen diagnóstico, el uso del ecógrafo es imprescindible, sin el, no se puede saber el estado del tendón.

 

 

 

 

 

 

 

 

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