Cuando hablamos de pie plano, nos referimos a pies, cuya bóveda plantar, o más comúnmente conocido como «arco», se ha derrumbado.
Es importante empezar distinguiendo el pie plano del adulto y pie plano del niño.
Los adultos con pies planos llegan a consulta refiriendo diversos dolores, entre los que destacan:
-Rodillas.
-Caderas.
Los niños, en su caso , vienen acompañados por sus padres, preocupados por notar o ver :
-Que meten muchos los pies.
-Que se caen con frecuencia.
-Que no quieren hacer deporte por sentir torpeza en los pies.
-Que corren «raro».
-Que les duelen los pies al terminar el día.
Las causas y/o factores predisponentes, para la aparición de esta alteración, pueden ser entre otras:
-Astrágalo vertical: en niños.
-Hiperlaxitud ligamentosa: en niños.
-Retracción importante de gemelos: en niños y adultos.
–Disfunción del tibial posterior: en niños y adultos.
-Fracturas de astrágalo, calcáneo o escafoides: en niños y adultos.
-Lesión neurológica central : en niños y adultos.
-Exceso importante de peso: en niños y adultos
El «derrumbe» del arco plantar trae una serie de consecuencias, patologías y problemas como las siguientes:
–Atrapamiento de rama de Baxter.
-Patología discal en la columna.
–Patología en el tendón de Aquiles.
Para el diagnóstico y posterior tratamiento, se ha de realizar: un minucioso estudio biomecánico de la pisada en estático y dinámico, y una exploración ecográfica en la que se estudiará el estado de los ligamentos, tendones y nervios. En ocasiones , además será necesario, realizar radiografías para completar el estudio en consulta.
Los tratamientos, obviamente variarán según el origen, la causa del pie plano y las consecuencias que se hayan desencadenado. Hay una gran batería de ellos: más conservadores, con fisioterapia, reeducadores físicos, plantillas ortopédicas a medida y /o invasivos como las cirugías. El especialista decidirá la mejor combinación.
Frenar, evitar o solventar los problemas, que pueden derivar de un pie plano, es vital para desarrollar las actividades deportivas y de vida diaria con normalidad. Acudir al especialista del pie, para que lo estudie exhaustivamente y aplique por tanto un correcto tratamiento, es la opción más acertada.